viernes, 15 de mayo de 2015

Mi amiga Luciana y su hermosa despedida

Por razones circunstanciales mi ultimo mes en Buenos Aires, antes de partir hacia nuevos horizontes, esta transcurriendo en el barrio de Villa Crespo.  Las únicas recomendaciones gastronómicas que recibí al mudarme fueron sobre heladerías. Dami me recomendó que pruebe Bari y Lula que vaya a NICO; a cuatro días de dejar el barrio no había probado ninguna de ellas, así que anoche comencé.

Fui a Nico, no por despreciar el criterio de mi amigo sommelier de helados, sino porque iba a cenar a lo de  Lula, quien me recomendó Nico.  Debo reconocer que el helado no me pareció gran cosa, el dulce de leche granizado no tenia mucho gusto a dulce de leche, el chocolate blanco estaba un poco mejor y si me gustó mucho el mango a la crema. Más allá de mi percepción de los helados –que muchas veces no coincide con la de Dami- , mientras estaba ahí parada esperando mi ½ kilo, se me apareció una reflexión que me alegró la noche.

 Voy a extrañar muchísimo, sobre todo a mis amistades estando lejos, otras cosas puedo suplirlas, el helado no será tan bueno en Nueva York, pero hay una heladería Argentina; el asado no me mata y el mate me lo llevo; pero mis amigxs… como les voy a extrañar!.

Dami es de esos amigos que caen  en un momento sin saber como y de repente se transforma en una de esas personas importantes en la vida,  en estos dos años construimos una hermosa amistad, nos acompañamos mucho en momentos lindos y también en los difíciles,  su casa fue escenarios de mis cumpleaños, despedidas y alegrías, hablamos horas y llegamos a conocernos mucho, que voy a hacer por allá sin este turco neurótico!


Y aquí lo que pensé en Nico mientras esperaba… cada vez que tome helado me voy a acordar de el, siempre!, esto de tener un tan amigo que se toma tan enserio el temita del helado me hizo ser mas exigente con los helados, o por lo menos a hacerme un juicio sobre lo que como para luego compartirlo con el. Voy a estar lejos, pero amo el helado, además suelo tomarlo cuando estoy triste, por lo que esté donde esté, cada vez que entre en una heladería se hará presente mi amigo, y esta es la forma que encontré para no dejarlo, para que Dami  y sus helados se vengan conmigo a volar

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